1 Talleyrand
martes, 09 de febrero de 2016

Talleyrand creía que el político no debía tener palabra, ni piedad, ni religión ni debía despreciar el arte del delito.
Aprendió de los clásicos que quien no puede disimular, gobernar no puede.
Napoleón lo retrató como un montón de estiércol en una media de seda, pero Talleyrand navegó por todas las mareas -Revolución, Bonaparte, Restauración borbónica-.
El político estaba sentado en su casa de París escuchando campanas que anunciaban el final de los disturbios. Habló a su ayudante: "Ah, las campanas. Vamos ganando". ¿Quiénes somos nosotros, 'mon prince'?, preguntó el ayudante. Talleyrand respondió: "¡Ni una palabra! Le diré quiénes somos mañana".



Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, más conocido como Talleyrand​ /talɛˈʀɑ̃/, (París, 2 de febrero de 1754-ibídem, 17 de mayo de 1838) fue un sacerdote, obispo, político, diplomático y estadista francés, de extrema relevancia e influencia en los acontecimientos de finales del siglo XVIII e inicios del XIX, que logró desempeñar altos cargos políticos y dentro de la jerarquía de la Iglesia católica, durante el reinado de Luis XVI, posteriormente en la Revolución francesa, luego en la era del Imperio Napoleónico y, finalmente, en la etapa de la restauración monárquica, con el advenimiento de la Monarquía de Julio y el reinado de Luis Felipe I.​

Considerado uno de los diplomáticos más destacados de su época, fue notable su ejercicio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, que administró en cuatro ocasiones, durante las cuales lideró la política exterior de la Revolución francesa, así como la ambiciosa política expansionista del Consulado Francés y el Imperio Napoleónico, además de tener una destacable participación en el Congreso de Viena.

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© Zalberto | mayo - 2025