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 Génesis
 
 
 Bajo la yerta bóveda celeste
 
 las bichas y los perros se aparean,
 
 humos exhalan de las bocas ambos
 
 y agrándanse los falos de los mulos.
 
 
 
 Un líquido caliente enciende el fango
 
 y de los termiteros surge
 
 una vegetación salvaje de equisetos.
 
 Rompen el mar las hembras del escualo
 
 y los peces de luz se adentran en la sombra.
 
 Arde el amor en los cañaverales
 
 y en el iglú los esquimales arden.
 
 
 
 El hueco del volcán precisa un órgano,
 
 extremidad, vapor, espasmo y concordancia.
 
 Una guarida el oso y un prado recogidísimo el antílope.
 
 Preservad a la rana la intimidad del charco,
 
 el grito sideral de los conejos,
 
 la vigorosa sazón de los capullos
 
 y la explosión final de las bellotas.
 
 
 
 Bálanos, sangre,
 
 cataratas de semen, corran en la Historia
 
 por el peritoneo universal de las especies.
 
 
 
 Un diluvio de leche y de semillas
 
 exista para el toro,
 
 el caracol, la mantis.
 
 Caigan esporas, dispérsense vilanos,
 
 que las danzas del sexo y el cortejo
 
 despierten del sueño invernal con regocijo.
 
 
 
 Estacas, árboles y alambres,
 
 para todas las aves y sus  huevos.
 
 Vuelcos para las gatas, lentitud al arácnido.
 
 Las vehementes efímeras hinchadas y sonoras
 
 giren sobre la luz central del foco de la luna.
 
 
 
 Las lunaciones muevan las aguas infinitas.
 
 Frecen los peces y abaniquen los huevos.
 
 Tenga la bonelia mil machos en su entraña.
 
 El elefante marino, su báculo en las hembras.
 
 La almeja, en soledad, jadeos y fusión.
 
 
 
 En las exuberantes selvas de Tanzania
 
 la elefanta se doble y caiga de rodillas.
 
 El ácaro, en el útero materno, inserte a sus hermanas.
 
 Desentierre la pallida a una recién nacida y la fecunde.
 
 Salga el escorpión buscando amor y m...
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