1. El poder del vinagre. Mezcle una una taza de vinagre blanco con una o dos tazas de agua y ponga a hervir durante cinco minutos. Cuando se enfríe la olla, retire los restos de comida o grasa y lávela normalmente. “Los ácidos (como el vinagre) pueden disolver las grasas porque rompen sus moléculas. Los productos que resultan de ello (normalmente glicerina y ácidos grasos) son más fáciles de disolver o limpiar”, explica Isasi.
2. Al congelador. Un consejo para limpiar la comida incrustada y la grasa en cualquier utensilio, pero, sobre todo, en ollas y sartenes antiadherentes: congele la perola durante al menos una hora. “Las grasas de la comida se solidifican y entonces son más fáciles de despegar”, justifica el experto de la Universidad de Navarra.
3. Bicarbonato de sodio. Espolvoree bicarbonato en el fondo de la cacerola y añada un par de dedos de agua. Si las paredes también están requemadas, aumente la cantidad de mezcla, con una proporción de media taza por cada cuatro litros de agua. Hierva y deje a fuego lento cinco minutos. “El bicarbonato es un álcali (también llamados “bases” en química) que puede ayudar a descomponer la grasa. Esta permanece estable cuando el medio es neutro, pero si añadimos un ácido como el vinagre (bajamos el pH) o un álcali como el bicarbonato o la sosa (subimos el pH), se descompondrá con más facilidad”, argumenta el profesor Isasi. 4. Agua y sal. Cubra el fondo de la cacerola quemada o sucia con agua y agregue dos cucharadas de sal. Deje a remojo durante unas horas y después frote con un cepillo. Si no sale fácilmente, hierva el agua con sal durante cinco minutos. “En este caso, la razón de este remedio es un poco más compleja –asegura Isasi–. Puede explicarse considerando que, en un medio acuoso, la sal actúa de barrera entre las moléculas de suciedad (grasa, proteínas, etc.), dificultando que se agreguen entre sí y con las paredes del recipiente, es decir, ayudando a que se separen. Luego siempre habrá que añadir ... leer más |