San Caralampio, sacerdote y mártir
En la Lidia (Asia Menor) nació este glorioso Santo el año noventa de nuestra era. Oyó a San Juan Evangelista y fue discípulo de San Policarpo. Con estos insignes maestros hizo tales progresos en el camino de la ciencia y la virtud que mereció ser elevado a la dignidad sacerdotal.
Predicador fervosoro e incansable, sufrió horribles tormentos en Antioquía donde convirtió muchos infieles, entre ellos sus verdugos Porfio, Bapto y al capitán Contero, quienes alcanzaron la corona de los mártires.
Lleno de heroicas virtudes alcanzó del Señor el don de los milagros con gran admiración y provecho de las almas: curó enfermos, resucitó muertos, hizo florecer árboles secos y el fuego de su predicación convirtió numerosos paganos, entre los que se distingue la princesa Galena, hija del Emperador Septimio Severo.
El 10 de febrero del año 202 recibió nuestro héroe la corona del martirio en la citada ciudad de Antioquía, terminando su larga vida mortal de 112 años en la tierra y volando visiblemente su alma al cielo, como lo hicieron constar al Emperador Septimio los soldados que asistieron al martirio del Santo (Bol. T. II. Pag. 331).
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