Área Arqueológica de Doña Blanca
miércoles, 09 de diciembre de 2020

El Yacimiento o Área Arqueológica Castillo de Doña Blanca está situado en el pago de Sidueña, en el término municipal de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz (España). Con un área de 200 hectáreas está protegido bajo la figura Bien de Interés Cultural desde 1991.Se trata de un tell excavado entre 1979 y 1995 en que se han hallado restos de murallas, viviendas, un puerto fluvial púnico (el más extenso del Mediterráneo) y una necrópolis, pertenecientes a una ciudad fenicia cuya ocupación comprende desde el siglo VIII hasta el III a. C.Por lo tanto disputa, junto con Cádiz y el cerro del Castillo (en el término municipal de Chiclana), ser la ciudad fenicia más antigua que se ha encontrado hasta ahora en la península ibérica y por ello tiene una importancia singular en el panorama de la colonización fenicia en el Mediterráneo occidental.
Su excepcional grado de conservación (única ciudad fenicia que se ha conservado intacta hasta nuestros días) hace que el yacimiento sea una pieza clave para las futuras investigaciones sobre el establecimiento de los fenicios en la bahía de Cádiz y su relación con los pueblos indígenas de la Baja Andalucía. Destacan, entre otros contenidos, una de las bodegas más antiguas del mundo, conservada en su totalidad.
En este yacimiento se encuentra el castillo de Doña Blanca, llamado así porque según la tradición allí sufrió cautiverio doña Blanca de Borbón. Se trata de una torre construida en el siglo XIV o XV para la vigilancia de la bahía de Cádiz y que también fue usada como ermita.
Caminando sobre el talud meridional llegamos a una amplia zona excavada con una superficie cercana a los 1000 m². En ella se puede contemplar un conjunto de viviendas y edificaciones datadas en los siglos IV y III a. C. que nos han permitido conocer el urbanismo de esta fase. Las viviendas se organizan en manzanas bastante regulares que se distribuyen a los lados de calles amplias de trazado rectilíneo. La calle detectada, excavada en unos 36 m de longitud y con 4 m de anchura, corre paralela a la muralla. El pavimento está formado por arcilla apisonada, fragmentos cerámicos y pequeñas piedras. Los muros de las casas consisten en un zócalo de mampostería, mientras que en las esquinas y puertas se utilizaron en ocasiones sillares de calcarenita para ofrecer una mayor resistencia. Los suelos de las habitaciones son de arcilla, mientras que en algunas zonas, identificadas como patios, existen pavimentos de piedras. Junto a las viviendas existen otras estancias con piletas y hornos que se han relacionado con la fabricación de vino, que constituyen la bodega más antigua de occidente. Este vino era de difícil acceso (sólo para las clases altas) y se usaba en rituales relacionados con las deidades.
En la zona sur de esta área de excavación, son visibles los restos de la muralla. La estructura queda definida por dos muros paralelos entre los que se intercalan otros perpendiculares de menor tamaño que van definiendo pequeños espacios cuadrangulares o casamatas. Siguiendo el circuito de visitas, más al sur se puede contemplar un tramo de esta misma muralla, realizada con sillares de calcarenita de distintos tamaños, muy bien escuadrados, que se presentan perfectamente unidos y engatillados entre sí. Este tipo de aparejo es frecuente en otras construcciones defensivas púnicas como las murallas de Cartagena y Carteia (San Roque), datadas en época bárcida.
Los restos constructivos pertenecientes al s. VIII a. C. se localizan generalmente cubiertos por una potente capa de sedimentos acumulados de épocas ulteriores, por los que se hace necesario excavar entre 7 y 9 m de profundidad para hallarlos. No obstante, se ha descubierto una amplia zona, extramuros de la ciudad arcaica, en la que no ha habido construcciones posteriores superpuestas, lo que ha permitido la excavación en extensión de un amplio sector de viviendas pertenecientes a estos momentos. Las viviendas se disponen en terrazas artificiales, dispuestas aprovechando la pendiente natural del terreno. Se componen de 3 o 4 habitaciones de forma cuadrangular, construidas con paredes de zócalo de mampostería y alzado de adobes, revocados de arcilla y enlucidos con cal. Los suelos son de arcilla roja apisonada y la techumbre plana o a un agua, formada por vigas de madera y cubierta vegetal. La mayoría de las viviendas contaban con un horno de pan consistente en una estructura de arcilla abovedada de aproximadamente 1 m de diámetro en la base.
Ya desde el s. VIII, la ciudad estuvo provista de una potente muralla de la que hoy conocemos una pequeña parte. Se alza directamente desde el terreno natural y está construida con mampuestos irregulares trabados con arcilla roja; en las zonas excavadas se conserva una altura de 3 m. Justo delante de la muralla se construyó un foso, de sección en V, de 20 m de anchura y 4 m de profundidad. Esta muralla estuvo en uso hasta el s. VI a.C. En el s. V a. C. se dotó a la ciudad de una nueva muralla que solo en parte reaprovechaba la anterior. Finalmente, en los ss. IV-III se construyó el último recinto fortificado.
Al otro lado de la Carrera de El Portal, en la falda de la sierra de San Cristóbal, se encuentra la necrópolis. En ella se ha realizado la excavación de un túmulo de unos 20 m de diámetro y una altura máxima de 1,80 m. La zona central estaba ocupada por el ustrinum, lugar en el que se procedía a la cremación del cadáver. En torno a él se dispusieron 63 enterramientos que presentan una variada tipología que abarca desde urnas de varios tipos conteniendo las cenizas hasta simples oquedades excavadas en el firme natural con el mismo fin.
En 2017 se identificaron varias estructuras anexas a las excavadas actualmente mediante el uso de un georradar portátil y un stream X multicanal. En principio no está pensado excavarlas, y se está considerando incorporar información sobre ellas mediante nueva tecnologías, enriqueciendo la visita del yacimiento.
Se está impulsando un proyecto para poner en valor la zona, incluida la ladera de la Sierra de San Cristóbal y los recursos militares adyacente abandonados bajo el nombre de "Tierras de Sidueña".
Igualmente se trabaja en su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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© Zalberto | junio - 2025